Honduras, con 9.9 millones de habitantes y un ingreso anual percápita de 2,340 dólares en 2020, sigue siendo el segundo país más pobre del hemisferio occidental después de Haití, con casi uno de cada seis hondureños viviendo con menos de 1,90 dólares al día, según un estudio del Banco Mundial.
El estudio del Grupo Banco Mundial «Diagnóstico del Sector Privado en Honduras», presentado este miércoles en Tegucigalpa con la Corporación Financiera Internacional (IFC), señala además que el crecimiento del ingreso percápita anual ha promediado solo el 1,2 por ciento desde 1960.
Añade que una gran dependencia en la agricultura, una alta tasa de informalidad en todos los sectores, gran vulnerabilidad a impactos externos, incluyendo desastres naturales, combinados con altas tasas de delincuencia y violencia, inestabilidad política y un entorno político y económico débil, ralentizan el crecimiento económico y perpetúan la pobreza estructural en Honduras. Pese las dificultades, el informe del Grupo del Banco Mundial (BM) señala que impulsar la participación del sector privado puede acelerar el crecimiento del país centroamericano.
La gerente de la IFC para Centroamérica, Sanaa Abouzaid, dijo que «el sector privado puede jugar un papel importante en el esfuerzo por impulsar el crecimiento económico inclusivo». El ministro hondureño de Desarrollo Económico, Pedro Barquero, no precisó a cuanto asciende actualmente la inversión extranjera en el país, pero dijo a Efe que el año puede cerrar con unos 450 o 500 millones de dólares en el sector de la maquila (industria ensambladora), y que «del año 2014 al 2019 bajó de 1.400 millones de dólares, a menos de 500 millones de dólares».
El estudio del Banco Mundial destaca que Honduras tiene un gran potencial de inversión, con amplios recursos productivos, una base industrial sólida, una agenda de reformas orientada al mercado, una ubicación estratégica con acceso a muchos mercados internacionales y una fuerza laboral en crecimiento.
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