Cuarta jornada de protesta nacional contra la reforma de las pensiones, 36º día seguido de huelga en los transportes, una sociedad entre harta y resignada, y un pulso entre el Gobierno y los sindicatos cuyo fin no se vislumbra.
Las más de 200 manifestaciones convocadas en toda Francia servirán para medir este jueves la resistencia de un movimiento que, pese a la erosión del tiempo y a su carácter numéricamente minoritario, goza de una amplia simpatía popular. Y mantiene la capacidad para perturbar la vida cotidiana de los franceses que viven en áreas metropolitanas como la de París y dependen del metro o el tren de cercanías para desplazarse al trabajo.
La huelga en los transportes, que ha afectado sobre todo a la capital y su región, se ha mantenido desde el día inicial de la protesta, el 5 de diciembre. El seguimiento ha bajado desde entonces. Desde finales de diciembre, se ha estabilizado en torno al 6% de empleados de la SNCF, la compañía pública de ferrocarriles, con subidas en los días de protesta nacional como este 9 de enero.
Fuente: El Pais Internacional
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