El príncipe William, de 39 años, y su hermano Harry, de 36, dejaron sus diferencias de lado en el homenaje a su madre que tuvo lugar en los jardines del Palacio de Kensington, coincidiendo con el día en el que Diana de Gales hubiera cumplido 60 años. Todas las miradas estuvieron puestas en ellos debido a la mala relación que tienen hoy en día.
Los duques se encontraron cara a cara para presentar una escultura creada por Ian Rank-Broadley y colocada en los jardines de la antigua residencia de Lady Di y la actual del príncipe William, heredero de la corona tras su padre Carlos, en presencia de sólo unas 30 personas, entre ellas miembros de la familia Spencer, debido a las normas por el COVID-19.
Los hermanos de Diana, Earl Spencer, Lady Sarah McCorquodale y Lady Jane Fellowes fueron parte del conmovedor evento de este jueves que no fue transmitido en vivo.
En una declaración conjunta, el duque de Cambridge y el duque de Sussex dijeron: “Todos los días deseamos que ella todavía estuviera con nosotros, y nuestra esperanza es que esta estatua sea vista para siempre como un símbolo de su vida y su legado”.
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