Durante los estragos ocasionados por los huracanes Eta e Iota, fueron muchas las perdidas en la producción agrícola. Los campesinos y agricultores se vieron en una situación muy precaria que solo la determinación y la actitud positiva les ha hecho levantarse y comenzar de nuevo. La producción de papaya en el sector de Santa Bárbara fue uno de los rubros afectados con el paso de los huracanes, donde perdieron toda su plantación, cosecha y algunos terrenos quedaron anegados de agua y en un amasijo de escombros.
Elder Pineda, productor de la comunidad de Chinquillá, San Miguel de Lajas, jurisdicción del municipio de Colinas, Santa Bárbara mencionó que fueron severamente afectados debido al desborde del río Ulúa que arrasó con todo a su paso, destruyendo por completo las primeras plantaciones de papaya. Doblegando esfuerzos e iniciando desde cero, se repusieron ante la adversidad a pesar de que no cuentan con fondos por parte de las entidades gubernamentales, sino con fondos propios de los mismos agricultores y prestamos con cooperativas es que volvieron a echar andar la producción de papaya.
Como parte de las buenas practicas agrícolas y el uso correcto de las parcelas de tierra, los campesinos de la comunidad de Chinquillá hacen rotación de cultivos de manera periódica, sembrando plátanos, papaya, ciruelas y otras plantas frutales.
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