Un nuevo informe del PNUD expone un fenómeno ya conocido en América Latina: la región «se encuentra en una trampa de desarrollo». Lo particular de la investigación es la convergencia de tres factores para demostrar que los latinoamericanos están «atrapados» entre la alta desigualdad y el bajo crecimiento económico: la concentración de poder, la violencia sistémica y las ineficaces políticas de protección social que implementan los gobiernos.
Una región atrapada en un escenario sin salida. Así queda parada la América en su mayoría de habla hispana, de acuerdo con el más reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), denominado ‘Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en Latinoamérica y el Caribe’.
Los investigadores concluyen que, pese a las décadas de progreso de la región -que podrían desaparecer con la pandemia de Covid-19-, dos características han prevalecido inalteradas por años: la alta desigualdad y el bajo crecimiento económico. Problemáticas que, una vez juntas, construyen un cerco del que no se puede escapar.
Aunque pareciera que el informe no dice nada nuevo, su tesis se reinventa y propone «explorar la complejidad de las interacciones entre algunos de los factores», claro está, para evitar la «perpetuación de esta trampa».
«Los problemas están relacionados y si seguimos reaccionando de manera parcial, si cada grupo propone políticas no integrales, es como si estuviéramos cavando y haciendo más grande el hoyo», explica el director regional del PNUD, el mexicano Luis Felipe López-Calva.
En otras palabras, la solución para salir del «hoyo», al que hace referencia López-Calva, radica en atacar de manera conjunta y a largo plazo los diferentes hacedores de la trampa.
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