Esta semana Nicaragua registró oficialmente sus primeros dos casos confirmados. El primero se conoció el miércoles y se trata de un militar activo del Ejército, de 40 años, que viajó recientemente a Panamá, y este viernes Rosario Murillo anuncio el segundo caso, un paciente con VIH, hipertenso y diabético, que viajó a Colombia.
En toda su comunicación, el Gobierno insiste en que los casos de coronavirus registrados “son importados” para trasmitir una sensación de seguridad y control en Nicaragua, a pesar que el primer caso, se sabe, viajó tres días a Panamá y fue internado al segundo día de su regreso a Nicaragua.
La opositora Coalición Nacional acusó al gobierno de Daniel Ortega de “querer imponer a la ciudadanía nicaragüense un ambiente de seguridad y normalidad” que “contradice cualquier lógica o protocolo de atención en la materia”.
“El régimen sigue llamando a actividades masivas y aglomeraciones de personas, no se cierran fronteras, se da muy poca información sobre las medidas básicas para evitar el contagio a la población, y no se provee al personal de salud del material necesario para su protección. Se carece de un llamado a la sociedad de quedarse en sus casas para contener la pandemia. Las escuelas siguen recibiendo cientos de niños y niñas y las universidades y demás instituciones públicas del país no aplican medidas de prevención”, dijo el viernes en un comunicado el organismo que agrupa a varios movimientos y partidos opositores.
Esta semana se realizó un simulacro de terremoto, que según cifras oficiales involucró a un millón y medio de nicaragüenses, se siguen recibiendo cruceros turísticos en los puertos de Corinto y San Juan del Sur, los niños han sido sacados de las escuelas para conmemorar efemérides sandinistas, y la codirectora de Turismo, Anasha Campbell, anunció un plan de “80 actividades a realizar en Semana Santa, “como parte de la restitución del derecho a la recreación sana, al esparcimiento, y al disfrute del arte y la cultura en tranquilidad y paz”.
Las actividades anunciadas por el gobierno contemplan misas campales, viacrucis acuáticos, concursos gastronómicos y presentaciones teatrales de contenido religioso en varios municipios, entre otras actividades.
Sin embargo, el epidemiólogo Álvaro Ramírez considera que en tres semanas Nicaragua estará con los “hospitales abarrotados con gente con neumonía”. Según el experto en estos momentos se vive en el país una “propagación silenciosa” que en julio podría estar alcanzado al 70% de la población. “En mis 36 años como epidemiólogo nunca había visto algo como esto”, dice en alusión al COVID-19.
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