Pese a la suspensión progresiva del confinamiento, multitud de barreras de plástico impiden el paso en la ciudad china de Wuhan, epicentro de la epidemia de coronavirus.
La urbe de 11 millones de habitantes fue confinada el 23 de febrero para tratar de frenar la propagación del coronavirus en el país más poblado del planeta.
Las restricciones se han ido retirando poco a poco, pero todavía permanecen imponentes barreras de plástico amarillo o azul, señal de que todavía no ha recuperado la normalidad.
Las barreras, erigidas para canalizar el paso de la gente y limitar su número, se han convertido en un desafío para muchos wuhaneses.
Miden en torno a 1,8 metros de altura y on demasiado altas para pasar por encima, por lo que muchos aprovechan cuando nadie mira para pasar por debajo o colarse por cualquier ranura.
Fuente: AFP
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